El Jardín de Gestalt

Cómo tener unos <<ojos frescos>>

| 6 min (1275 palabras)
#creatividad #crecimiento-personal #productividad

Hoy has estado trabajando muchas horas en un proyecto creativo, pero estás atascado: ¿deberías elegir la opción A o la opción B? Te obligas a ti mismo a continuar un poco más hasta que hayas solucionado este problema. Acabas cansado, muy cansado de trabajar,… pero no has sido capaz de solucionarlo. Finalmente, te rindes y decides dejar ese problema para mañana.

Como por arte de magia, sin haber pensado más en ese problema, al día siguiente vuelves a tu trabajo y es evidente cómo solucionar ese problema. Además, encuentras fallos obvios que cometiste ayer que no fuiste capaz de ver.

Yo llamo a esta sensación: tener unos «ojos frescos». A lo mejor parece algo ingenuo, pero ¿no podríamos incorporar este fenómeno a nuestro flujo de trabajo? ¿No sería esto lo más ideal y cómodo? Siempre que no sepamos qué hacer, podríamos activar el protocolo de «ojos frescos» para obtener una solución sin tener que trabajar de forma consciente.

Paremos un momento, nos estamos adelantando, primero tenemos que entender…

¿Qué son los «ojos frescos»?

Tener unos «ojos frescos» es un estado mental que facilita pensar y encontrar soluciones creativas.

Cuando no tienes unos «ojos frescos», pasas a sufrir una miopía creativa en la cual solo puedes enfocarte en detalles concretos del proyecto, y no en el proyecto en su conjunto, limitando enormemente tu capacidad de encontrar soluciones creativas.

En la siguiente lista os muestro los problemas que he tenido al hacer trabajos creativos sin tener unos «ojos frescos»:

¿Cómo tener unos «ojos frescos»?

Llegados a este punto espero que todos estéis deseando conocer la técnica secreta para tener siempre unos «ojos frescos». Pues tengo una mala y una buena noticia:

1. Sé consciente de cuando tienes unos «ojos frescos»

Sé consciente de los momentos del día en los que tienes unos «ojos frescos».

Entonces cuando necesites unos «ojos frescos», puedes preguntarte:

2. Existe un límite de horas diario para el trabajo creativo

Esta es una lección que me costó varios años de sufrimiento aprender y es que: el trabajo creativo tiene un límite de unas 4 horas al día.

He intentado superar ese límite en multitud de ocasiones, pero no merece la pena ya que sacrificas tener unos «ojos frescos» por “hacer más”.

A corto plazo puede ser útil ser capaz de superar este límite. Pero a medio y largo plazo es catastrófico. De hecho, cada vez me estoy volviendo más radical en este tema, pienso que tampoco es útil ni a corto plazo.

Si no superas tu límite diario de horas de trabajo creativo, aumentarás las probabilidades de tener unos «ojos frescos» durante el día.

3. Decide cuánto tiempo quieres dedicar a un proyecto diariamente

La forma más rápida de cansar tus ojos es trabajar en un mismo proyecto hasta llegar al agotamiento: trabajar hasta que no quieres trabajar más en ese proyecto.

Lo ideal es parar de trabajar cuando aún tienes ganas de seguir trabajando, de esta forma es probable que al día siguiente quieras seguir trabajando y que esas ganas te faciliten tener unos «ojos frescos».

Decide —antes de empezar a trabajar— cuanto tiempo quieres dedicar a un proyecto y no superes ese límite.

Por ejemplo: mi límite máximo de horas seguidas que puedo estar escribiendo en este blog es de unas dos horas. Ese es el límite en el que dejo de querer escribir más. Por lo que mi objetivo es escribir en el blog diariamente solo media hora. De esta forma, todas las mañanas siento que tengo ganas de continuar, nunca llego a la extenuación.

4. Respeta las cuatro etapas del proceso creativo

En futuras entradas, explicaré este punto más en detalle. Aun así, como introducción, el proceso creativo puede dividirse en cuatro etapas distintas:

  1. Preparación: aprende sobre el problema.
  2. Incubación: deja que el conocimiento se asiente.
  3. Iluminación: ten la idea que soluciona el problema.
  4. Verificación: prepara la idea para publicarla.

Es necesario pasar por estas cuatro etapas cuando realizamos trabajo creativo. El problema es que hay veces que:

En ambos casos, el resultado es el mismo: perdemos la visión de conjunto del proyecto; provocando que la calidad y cantidad de nuestras ideas se reduzca drásticamente.

5. Espacia las tareas a lo largo de días

Como hemos visto en el punto anterior, hay una etapa del proceso creativo (la incubación) que requiere dejar tiempo para que nuestro subconsciente asimile la información. Sin suficiente incubación es difícil mantener unos «ojos frescos».

Por tanto, una forma fácil de asegurar que dejas tiempo para la incubación es espaciar los proyectos a lo largo de días (en vez de intentar acabarlo todo en un mismo día).

Además esto te permite cambiar de proyectos durante el día. De esta forma, mientras avanzas en un primer proyecto, puedes tener un segundo proyecto incubando. Y viceversa, cuando retomes el segundo proyecto, dejarás incubar el primero.

6. Pide unos «ojos frescos» prestados

Hay veces que no puedes espaciar tus tareas a lo largo de varios días, o incluso tampoco a lo largo de una tarde: necesitas tener unos «ojos frescos» ya para poder terminar un proyecto urgente.

En este caso, lo que puedes hacer es pedir prestados unos «ojos frescos».

Alguien que no esté trabajando directamente en tu proyecto lo tendrá mucho más fácil para tener una visión de conjunto de tu problema y ayudarte en encontrar una solución creativa.

A efectos prácticos, cualquier persona puede ayudarte. Quizás puede ser más cómodo pedir ayuda a alguien que ya entienda la idiosincrasia de tu trabajo, pero no descartes la ayuda de gente fuera de tu ámbito del conocimiento —como podría ser tu madre :^).

Conclusión

El trabajo creativo es radicalmente distinto del trabajo repetitivo o mecánico. Negar, o no entender, estas diferencias me ha llevado a sufrir mucha fustración durante mi vida.

Durante mi doctorado, pasé una racha donde todos los días intentaba solucionar el mismo problema durante todo el día durante varios meses seguidos. Sin ser capaz de solucionarlo. Estaba incumpliendo sistemáticamente todos los puntos que muestro de esta entrada. Podéis imaginaros el resultado…

Por pura fuerza de voluntad, llegué a encontrar una solución aceptable para el problema. Pero el camino fue duro y a penas disfrutable.

Por suerte, es ahora —una vez que he acabado mi doctorado— cuando estoy empezando a aprender, o prestar atención a, el proceso creativo.

Lo que hemos visto aquí sobre los «ojos frescos» es solo una pequeña idea —aunque pienso que es de las más importantes— del trabajo creativo. Este es un campo realmente extenso e interesante que ojalá le hubiese prestado atención mucho antes.

Y tú, ¿cuándo sueles tener unos «ojos frescos»? ¿Conoces algún consejo para tenerlos?


Referencias:

Entradas mencionadas o relacionadas:

Entradas que referencian a esta entrada:


Sígueme en Substack

¡Gracias por leer el Jardín de Gestalt! Puedes suscribírte gratis para recibir las nuevas entradas en tu correo y apoyar mi trabajo en eljardindegestalt.substack.com o usando el formulario de abajo.