El Jardín de Gestalt

Aprende a disfrutar el proceso creativo

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Siempre he fantaseado con escribir historias de ciencia ficción.

Escribir historias de tanta calidad y originalidad como las que tanto me gustaba leer. Pero esto era algo que nunca había conseguido lograr: ni escribir historias que me gustasen ni siquiera escribir historias que pudiese terminar.

Esta incapacidad se debía a muchos factores (falta de motivación, de compromiso, de técnica, etc.). Sin embargo, había un factor principal que me impedía lograrlo, y es que…

No disfrutaba escribir

Me encantaba imaginarme escribiendo, pero la realidad cuando escribía era muy distinta.

No disfrutaba escribir.

Y no lo disfrutaba porque sentía una —o varias a la vez— de las siguientes cosas:

Mi proceso de escritura consistía en luchar contra esos sentimientos, con la esperanza de tener tiempo suficiente para terminar la historia. Sin embargo, el desgaste era tan grande que siempre dejaba a mitad todas las historias que empezaba a escribir.

Por suerte, un día decidí…

Escribir historias lo más pequeñas posibles

Este fue el punto de inflexión que me permitió disfrutar escribiendo.

Hasta ese momento, todas las historias que escribía eran largas con muchos personajes y tramas que necesitaban cientos (si no miles) de páginas para ser contadas.

Así que decidí escribir historias cortas, muy cortas, de menos de 600 palabras. Tan cortas, que era capaz de sentarme —y en una o dos horas— tener listo un borrador de toda la historia.

De este modo, pude callar a mi crítico interior:

La sensación de terminar una historia es algo increíble

Recuerdo claramente cuando acabé mi primera historia.

Rápidamente, leí de nuevo de principio a fin todo lo que había escrito. Quizás suena algo ingenuo pero: ¡podía leerla de principio a fin! La sensación de terminar mi primera historia fue algo increíble.

Al principio pensaba que el placer de la escritura residía en “ser capaz de escribir historias originales y de calidad”. Después de terminar mi primera historia entendí que, para mí, el placer de la escritura reside en “ser capaz de terminar una historia y compartirla”.

Al aumentar la cantidad, aumentó la calidad

A partir de ese momento, he escrito muchas historias cortas, la gran mayoría me encantan porque veo en ellas el logro de haber tenido una idea y haber sido capaz de materializarla. Por lo que no soy la persona más indicada para valorar la originalidad y calidad de mis historias —eso lo dejo a los lectores—. Pero lo que sí que he notado es que, por puro azar, hay historias que gustan más.

Por lo que mi plan es el siguiente: escribir una buena cantidad de historias, seleccionar las mejores historias y publicarlas como un libro.

Este plan es mucho menos estresante que mi plan original: escribir la mejor historia de mi vida a la primera y sino no merecía la pena el esfuerzo.

En resumen, si escribes muchas historias…

Conclusión: aprende a disfrutar del proceso creativo

El trabajo creativo es complicado, tiene sus etapas y hay que respetarlas.

Escribiendo en este blog, también noto lo mismo. Hay entradas que me encantan como han quedado, otras que me gusta menos. Pero mi primer objetivo en el blog —sin pensarlo de forma consciente— fue aprender a disfrutar el proceso de escribir en un blog: porque si no tienes eso, no tienes nada.

Con un poco de suerte, algún día acabaré publicando algunas de mis historias de ciencia ficción y podrás leerlas :-)

Y tú, ¿hay algún proceso creativo que disfrutes más imaginándote haciéndolo que realmente haciéndolo?¿Hay algo que puedas hacer para disfrutarlo más en la realidad?


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