La vulnerabilidad impide que acabes tus proyectos
He empezado innumerables proyectos: libros, historias, métodos, programas, juegos de mesa, videojuegos, un canal de YouTube… y un largo etcétera.
Siempre había pensado que esta gran cantidad de proyectos era simplemente el síntoma de ser una persona curiosa y creativa.
Pero, el problema es que…
…puedo contar, usando los dedos de mis manos, los proyectos que he acabado.
Dejando a parte proyectos académicos o laborales, los proyectos que he acabado y publicado —esos proyectos que nacen de mi creatividad personal— son realmente pocos:
- Un video de programación en YouTube.
- Un conjunto de relatos cortos (que aún están esperando convertirse en un libro).
- Y, ahora, las entradas de este blog.
Que estos proyectos estén acabados responde casi exclusivamente a una revelación que tuve hace unos años. Cuando empezábamos a dejar atrás la época de la cuarentena del COVID-19, tuve una sensación de malestar visceral.
Me veía a mí mismo, gastando, o mejor dicho, malgastando mi tiempo y mis energías en proyectos que yo mismo sabía que no iba a acabar.
«¿Merece la pena que me obsesione con ideas que nunca llegaré a materializar? ¿No sería mejor gastar tiempo en disfrutar de hobbies que estén ya acabados, en vez de estar continuamente montando castillos en el aire?» eran las preguntas que nunca llegaba a silenciar.
Fue un momento duro: mirarme directamente en el espejo y ver que no me estaba tomando en serio a mí mismo. Sentía que no era honesto conmigo mismo, que no merecía la pena continuar así: creando ad nauseam.
Puedo entender —y respeto enormemente— que alguien disfrute del proceso creativo sin tener que llegar a acabar nada (disfrutando intrínsecamente del proceso, como si se tratase de un hobby).
Pero yo ya no podía sentirlo así: así que me obligué a mí mismo a dejar de malgastar mi tiempo en proyectos sin fondo.
Por suerte —porque de otra manera no estaríais leyendo estas palabras— empecé a sentir que realmente, lo que me apasionaba, era compartir mis ideas y experiencias con el mundo.
Y para eso, tenía que acabar primero mis proyectos.
Tres motivos sobre por qué es difícil acabar un proyecto
Existen muchos y diversos motivos sobre por qué acabar un proyecto es difícil:
- Proyectos demasiado ambiciosos.
- Proyectos mal planteados o, directamente, inútiles.
- Falta de la disciplina y/o medios necesarios para llevarlos a cabo.
Sin embargo, en esta entrada os muestro los tres motivos que eran —y siguen siendo (pero en menor medida)— especialmente incómodos para mí:
- Publicar un proyecto sabiendo que podrías hacerlo mejor.
- Recibir críticas sobre cosas que sabes que podrías mejorar.
- Empezar desde cero en un nuevo proyecto.
Tres mantras para acabar tus proyectos
Creo que estos motivos nunca llegan a desaparecer, o al menos, de una forma totalmente permanente. Hay que aceptar que es necesario convivir con estas situaciones incómodas.
A continuación, os muestro tres mantras que utilizo para ayudarme a superar cada una de estas incomodidades.
Mantra #1: La perfección es enemigo de lo bueno
Lograr la perfección en un proyecto tiene un coste —personal, temporal o emocional— muy alto. Altísimo.
No controlar este coste es lo que puede echar a perder proyectos que ya eran lo suficientemente buenos. Además, los costes, que deberían preocuparte, no sólo son los de producir ese proyecto (que son graves, pero se pueden llegar a soportar).
Sino que el coste que suele pasar más desapercibido es el coste de oportunidad.
Si acabases tu proyecto y lo publicases hoy mismo, empezarías a tener visibilidad y feedback que te ayudaría a mejorar (o, incluso, a monetizar) tu proyecto.
Cada minuto que decidas seguir trabajando en perfeccionar tu proyecto, es un minuto menos de visibilidad que estás dando a tu proyecto y un minuto menos que estas dedicando a tus siguientes proyectos.
Este es el coste de oportunidad: los beneficios que estás dejando de ganar por no elegir otra alternativa de acción.
Mantra #2: Es mejor de lo que piensas
Nosotros somos los mayores críticos de nuestro trabajo: conocemos todos sus defectos, puntos débiles, cosas a mejorar…
Pero igualmente existen cosas geniales de nuestro trabajo a las que estamos ya tan familiarizados que no ponemos en valor.
Por eso, cuando tengas que publicar un proyecto, merece la pena recordar que “es mejor de lo que piensas”. Y en este caso, es irrelevante si es realmente o no mejor de lo que piensas (que en la mayoría de los casos sí que es mejor de lo que piensas), lo importante es convencerte para poder publicar y aceptar las críticas.
Además, si logras acabar y publicar un proyecto, hará inmediatamente que gane valor. Porque un proyecto sin acabar en tu cajón, solo tiene el valor que tú le puedas dar, no tiene el valor que le den tus futuros lectores o usuarios.
Mantra #3: El proyecto empieza de cero, pero tu no
Da miedo acabar un proyecto para empezar otro desde cero: desprenderte de algo que considerabas parte de tu ser. Sobretodo, si acabar ese proyecto provocará un cambio grande en tu vida (un cambio de trabajo, de estilo de vida, de país, etc).
Pero, algo que me recuerdo continuamente es que: llevas contigo toda la experiencia de los éxitos y fracasos de tus proyectos anteriores.
Por eso me gusta ahora empezar proyectos desde cero, porque noto como mi caja de herramientas personal crece cada vez que llega el momento de hacerlo.
Conclusión: odiamos y amamos la vulnerabilidad
Es paradójico.
Odiamos mostrarnos vulnerables; pero es lo que más valoramos cuando otros lo hacen.
El problema de fondo es que acabar un proyecto es, para mí, el momento donde me siento más vulnerable. Tan vulnerable que en el pasado evitaba de forma inconsciente llegar a este punto: es algo que, ni siquiera, llegaba a plantearme.
Pero, esa es la gracia, justo esa vulnerabilidad es lo que busco como lector de otros blogs y eso, espero, que sea lo que os pueda mostrar aquí.
Un proyecto, mejorable y criticable, donde me muestro como un humano falible y vulnerable.
Un proyecto acabado.
Y tú, ¿qué proyectos has acabado?
Referencias:
- La inspiración para esta entrada fue este tweet de David Kadavy.
- En esta entrada hablamos sobre la importancia de la vulnerabilidad en la escritura.
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