Usa etiquetas para capturar tus ideas mientras escribes
En la entrada anterior vimos la importancia de capturar tus ideas y de reducir la fricción de este proceso al mínimo.
Reducir la fricción al mínimo es importante, pero no es necesario reducirla en todos las actividades que hacemos. Las actividades que realizamos de forma ocasional (de media una vez por día o, incluso, menos) no importa si tienen una fricción grande.
Por ejemplo: cuando me estoy duchando, hay veces que puedo tener alguna idea interesante. Esto no me ocurre a menudo (de hecho me cuesta recordar la última vez que me pasó), pero cuando ocurre detengo la ducha y grabo un audio con el móvil para no olvidarla.
Como puedes ver, la fricción en este caso es enorme: tengo que detener la ducha, buscar mi móvil y grabar un audio. Pero como es algo que ocurre muy pocas veces, asumir esa fricción de forma ocasional no me importa: no me impide capturar mis ideas.
Sin embargo, es justo en actividades que realizamos frecuentemente cuando la fricción —aunque sea pequeña— gana mucha importancia.
Por ejemplo: si todos los días en la ducha tuviese diez ideas… ¡Sería un martirio tener que detener y reanudar tantas veces la ducha!
En resumen, es más importante reducir la fricción en actividades que realizas frecuentemente que reducirla en actividades que realizas de forma ocasional.
Escribir estimula tener ideas nuevas
¿Sabes cuando tengo más ideas?
Cuando estoy escribiendo.
Hay algo en el proceso de escribir que estimula a mi cerebro para generar una gran multitud de ideas y de conexiones nuevas.
Escribo principalmente a ordenador y la estrategia que utilizaba (para capturar mis ideas) era tener siempre abierto un segundo documento donde ir apuntado las nuevas ideas que fuese teniendo.
Puedes hacer en muy poco tiempo este proceso para capturar ideas. Solo tienes que…
- cambiar del documento principal al secundario
- escribir la idea
- volver al documento principal.
El problema de este proceso es la fricción de cambio de contexto.
La fricción de cambio de contexto era demasiado grande
Abandonar por un momento el documento principal para escribir en el secundario acabó siendo, en mi caso, una fricción demasiado grande.
En este caso ocurre lo mismo que en el ejemplo de la ducha.
Si solo tienes que cambiar de documentos una vez cada hora, la fricción de cambio de contexto es asumible.
Pero, como era mi caso, si tienes que cambiar de documento una vez cada dos minutos, se convierte en un mareo mental. Es una fuente de distracciones (casi continua) que impide que te centres en tu tarea principal: escribir.
La fricción de cambio de contexto era demasiado grande.
Pero hay más problemas:
Las ideas nuevas tienen relación con lo que escribes en ese momento.
Las nuevas ideas tienden a tener una fuerte relación con lo que estabas escribiendo. Por lo que esas ideas hay que entenderlas bajo el contexto de lo que estabas escribiendo. Por lo que guardarlas en el documento secundario es un esfuerzo extra: tienes que apuntar la idea y el contexto que generó a la idea. Porque, si no guardas ese contexto, corres el riesgo de que la idea deje de tener sentido por sí misma.
Escribir no es un proceso lineal.
Lo habitual es que cuando escribes se te ocurran ideas que podrías usar en otras secciones de ese mismo texto. Entonces, puede ocurrir dos situaciones:
Sabes cuál es el lugar para esa idea. En este caso tienes que ir a esa parte del documento para escribir allí la idea (fricción de cambio de contexto).
No sabes cuál es el lugar donde quieres usar esa idea o no existe aún ese lugar. En este caso tienes que decidir cuál es el mejor sitio en el texto para usar esa idea y ponerla allí si esa sección existe o crear esa sección si no existe (fricción de tiempo y de cambio de contexto).
Utiliza etiquetas para reducir la fricción
¿La solución a estos problemas?
No utilices un segundo documento para tus capturar tus ideas.
Anota tus ideas directamente en el documento donde estás trabajando, justo en la parte dónde estabas escribiendo y usa etiquetas para diferenciarlas del texto normal.
De esta forma eliminas la fricción de cambio de contexto de raíz: no es necesario moverte de un documento a otro (ni moverte dentro del documento).
¿Qué es una etiqueta?
Las etiquetas son palabras claves (sin espacios) que empiezan por un #.
Por ejemplo: #productividad, #creatividad, #escritura, #urgente, #por-hacer, #principio-de-incertidumbre, etc.
El formato para escribir tus etiquetas es totalmente arbitrario, puedes elegir el que más te guste. El consenso general es #, por lo que puede ser conveniente utilizarlo.
Cómo usar la etiqueta #TODO
Empecemos primero por lo más básico: la etiqueta #TODO. El nombre de esta etiqueta viene del inglés: “to do” que literalmente significa “por hacer”.
Puedes usar esta etiqueta para marcar que hay una tarea genérica por hacer.
Por ejemplo: estás escribiendo un texto, cuando de repente, se te ocurre una frase que puedes utilizar en la conclusión. En vez de abrir otro documento para anotar esa idea, escribes esa frase justo en el sitio donde estabas escribiendo y la marcas con #TODO.
La ventaja de esta etiqueta es que puedes usarla para lo que quieras.
Desde capturar ideas al vuelo:
- “No olvidar que la idea A tiene relación con la idea B #TODO”.
- “He tenido esta idea C que quiero usar en este texto #TODO”.
- “Me he dado cuenta de que si la idea A es cierta, entonces B tiene que ser falsa. Debería pensar más en esto #TODO”.
Hasta recordarte tareas que tienes que hacer en el texto:
- “Debería revisar el párrafo anterior #TODO”.
- “Añadir una cita a tal autor aquí #TODO”.
- “Comprobar que tal palabra se escribe así #TODO”.
Cómo trabajar con etiquetas
Es realmente cómodo trabajar con textos que tengan etiquetas.
Para encontrar todas tus etiquetas, solo necesitas abrir el buscador de texto de tu editor (que en muchos casos se abre pulsando Ctrl+f), buscar “#TODO”, y obtendrás una lista de todos los sitios donde has usado esa etiqueta.
Entonces, puedes ir sitio por sitio a procesar las ideas y hacer las tareas que tienes pendientes en ese texto. Y todo esto sin la necesidad de salir de tu documento o de utilizar ninguna herramienta adicional, ¡solo necesitas tu propio editor de texto!
Conclusión: usar etiquetas es un win-win
Esta forma de capturar tus ideas mediante etiquetas tiene muchas ventajas:
Existen muchos editores de texto (Obsidian, VimWiki, etc.) que soportan el uso de las etiquetas, por lo que tendrás más funcionalidades que te simplificarán trabajar con ellas.
En el caso de que uses un editor que no soporte etiquetas, como se trata de texto, puedes trabajar perfectamente usando buscadores de texto como te he mostrado en la sección anterior. De hecho, esta es la forma que utilizo yo normalmente.
En el caso de que tampoco tengas acceso a un buscador de texto. Es posible (aun que más tedioso) buscar las etiquetas a mano en un documento. Por eso se utiliza #TODO en mayúsculas, facilita que visualmente puedas encontrarlas.
Se trata de una metodología que no sufre de la dependencia del proveedor. Una forma de trabajar que siempre tendrás accesible y que encima permite reducir la fricción de cambio de contexto para capturar ideas.
O, en otras palabras, usar etiquetas es un win-win :-)
En esta entrada, os he mostrado únicamente la etiqueta #TODO, pero yo utilizo muchas más en mi día a día, en la entrada de la semana que viene os traeré la versión completa de esta metodología.
Y tú, ¿cómo capturas tus ideas mientras escribes?
Entradas mencionadas o relacionadas:
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Entradas que referencian a esta entrada:
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