Cómo una receta de gyozas puede invitarte al caos
Este domingo cociné una receta nueva: gyozas.
Las gyozas son unas empanadillas japonesas —hechas al vapor y rellenas de carne y verdura— que me encantan. Mi plan fue seguir un tutorial de YouTube que explicaba la receta paso por paso. Empecé a cocinar a las 20:00, y a las 21:15 estaban listas y emplatadas.
Pero, hubo dos problemas:
- Quemé la base de la mayoría de gyozas por error.
- No disfruté del proceso de cocinarlas.
El problema más importante fue el segundo.
En la parte final de la receta me estresé. Estaba cansado y hambriento: quería que la receta se acabase cuanto antes. Este fue el peor mal sabor de boca de la noche (porque —una vez que quitabas la parte quemada— las gyozas estaban sorprendentemente buenas).
¿Por qué no disfruté del proceso de cocinar las gyozas?
No es la primera vez que hago una receta “complicada”.
Una de mis recetas favoritas son las croquetas, que están en un nivel de complejidad parecido al de las gyozas. La cosa es que disfruto mucho del proceso de cocinar croquetas (además del resultado, claro).
Entonces, ¿qué hay distinto en la receta de las gyozas y las croquetas?
La diferencia entre la receta de las croquetas y las gyozas
Aunque se tratan de recetas parecidas: hay una diferencia fundamental.
La receta de las croquetas requiere de hacer dos pausas: una para que se enfríe la masa y otra para que congelen las croquetas. Por lo que, a efectos prácticos, acabas cocinando en tres fases de 20 minutos con mucho tiempo de descanso entre medias.
Sin embargo, en la receta de las gyozas no es necesario esperar a que se enfríe nada: puedes hacer toda la receta de un golpe.
Cada receta invita un ritmo de trabajo distinto
La receta de las croquetas te “obliga” a descansar: a no hacer todos los pasos de un golpe.
Por otro lado, la receta de las gyozas no te “obliga” a nada: puedes cocinar todo de un golpe o, si quieres, hacer descansos.
En mi caso, difruto más cuando cocino en sesiones cortas de 20 minutos. Por eso me gusta hacer croquetas, la receta me invita a trabajar en el ritmo que me gusta.
Como la receta de las gyozas no invita a hacer descansos, me forcé a cocinar durante más de 60 minutos —sin ser consciente de esto— llegando a la extenuación y dejando de disfrutar el proceso.
Conclusión: Cada metodología invita a un estado mental distinto
Hasta aquí llega la anécdota de las gyozas.
Mi intención con esta anécdota era mostrarte cómo seguir una metodología (en este caso, una receta de cocina) puede tener efectos directos en tu estado mental.
Cuando hablo de estado mental, me refiero a muchas más cosas que, simplemente, planificar tus descansos para evitar la extenuación. Por ejemplo, el estado mental ideal para hacer trabajo creativo es distinto al estado mental ideal para… cocinar unas gyozas.
Alinear correctamente tu estado mental con la tarea que estás haciendo es crucial para:
- hacer bien la tarea
- disfrutar del proceso.
Entonces, las metodologías pueden ser una ayuda para conseguir este equilibro (como en el caso de las croquetas) o ser un problema que amenace con desequilibrarte si te descuidas (como en el caso de las gyozas).
Y tú, ¿qué metodologías te invitan a disfrutar de tus proyectos?
Referencias:
- Esta es la receta de gyozas que seguí. Usa una buena sartén antiadherente para evitar que se queden pegadas al fondo y, cuando no quede agua, retirarlas inmediatamente del fuego :-)
Entradas mencionadas o relacionadas:
- Las quick wins son incompatibles con la creatividad
- Cómo encontrar lo que funciona para ti
- Aprende a disfrutar el proceso creativo
Entradas que referencian a esta entrada: