No tengas apego a tu aprendizaje
Plutón ya no es un planeta.
En el año 2006, el consenso científico cambió la definición de qué es un planeta y qué no lo es. Plutón, lamentablemente, se queda fuera en esta nueva definición.
¿Por qué digo “lamentablemente”?
Yo sigo pensando —y sintiendo— que sí es un planeta. Tengo apego a esa lista de planetas que aprendí en la escuela, y deshacerme de esta clasificación se siente mal.
En esta entrada, te explico:
- qué sesgo provoca esta situación
- cuál es el coste de caer en este sesgo
- cómo evitar caer en este sesgo.
El sesgo del apego del aprendizaje
Lo natural es que sientas apego, intelectual y/o emocional, por aquellas cosas que has aprendido. Porque aprender:
- es una inversión de tiempo y esfuerzo
- te da una visión de cómo es el mundo
- te hace sentir conectado con tus grupos sociales.
Por tanto, «aprender algo nuevo» siempre es una amenaza potencial para todas estas cosas:
- puedes descubrir que has invertido mal tu tiempo y esfuerzo
- tu visión del mundo puede cambiar irreversiblemente
- puedes acabar alejándote de tus grupos sociales.
El problema ocurre cuando este apego te hace rechazar la evidencia de que tu conocimiento puede estar equivocado o que puede existir una mejor forma de hacer las cosas. En esta situación, el apego se vuelve algo tóxico que limita tu aprendizaje.
Y esta limitación, en mi opinión, es de lo peor que puede pasarte en tu vida.
La calidad de nuestras vidas depende de nuestro conocimiento. Estoy seguro de que no estar al día con la clasificación de los planetas no afecta a tu vida, pero ¿qué me dices de…
- usar herramientas obsoletas?
- tener normalizados malos hábitos de salud?
- tener interiorizadas formas de ver el mundo que son disfuncionales?
Este conocimiento empeora tu vida.
Pero si, además de tener conocimiento equivocado, caes en el sesgo del apego del aprendizaje, estarás atrapado. Y lo peor es que estarás echando a perder uno de tus bienes más preciados: tu capacidad de aprender y de mejorar.
La base del sesgo del apego del aprendizaje
Esta situación —de negar la evidencia de que puede existir un conocimiento mejor— se basa en, al menos, dos sesgos muy poderosos:
El sesgo de confirmación.
Cuando caes en el sesgo de confirmación, no ves la realidad de forma completa: únicamente experimentas una visión parcial de la realidad que es compatible con tu forma de ver el mundo.
No aprendes cosas nuevas porque, literalmente, no las puedes ver.
El sesgo del coste hundido.
Imagina que, por un momento, puedes salir de tu sesgo de confirmación y descubres que algo que has aprendido está equivocado.
Pues bien, el sesgo del coste hundido provoca que no te quieras deshacer de la mala inversión que fue aprender ese conocimiento equivocado porque… como fue una inversión de tiempo y esfuerzo tan grande, no quieres echarla a perder.
Aunque sepas que existen mejores opciones, no harás el cambio a aprender esas cosas nuevas.
Existen más sesgos que pueden apoyar al apego del aprendizaje. En esta entrada no tengo tiempo para profundizar en ellos, pero te nombro algunos aquí:
- Realismo ingenuo: “Yo veo el mundo cómo es realmente, los demás son idiotas”.
- Cascada de disponibilidad: “Una idea es más creíble si muchos la repiten”.
- Sesgo de status quo: “Opones resistencia al cambio para mantener lo que conoces”.
- Sesgo de autoridad: “Mi profesor dijo que estaba bien”.
- Efecto IKEA: “Solemos tener apego por los aprendizajes que hemos creado nosotros mismos”.
¿Cómo evitar el sesgo del apego del aprendizaje?
Atacando a su base.
Primero al sesgo de confirmación y segundo al sesgo del coste hundido.
1. Recibir críticas siempre es bueno
Esto puede parecer contraintuitivo, pero, cuando recibes críticas sobre tu conocimiento —a nivel intelectual— solo pueden ocurrir dos resultados buenos:
Eres capaz de contraargumentar la crítica.
En esta situación, habrás validado y reforzado tu conocimiento porque has sido capaz de contraargumentar el conocimiento de otro.
No eres capaz de contraargumentar la crítica.
En esta situación, habrás descubierto un fallo en tu conocimiento y, por tanto, tienes la oportunidad de: mejorar tu conocimiento para ser capaz de contraargumentar la crítica, o cambiar lo que piensas.
En todos los casos, ganas.
El proceso de poner a prueba tus ideas con la realidad es lo que genera nuevo y mejor conocimiento.
Sin embargo, no todo tipo de críticas son válidas para romper el sesgo de confirmación. Es necesario que sean críticas honestas. En concreto, es necesario que la crítica:
- replique fielmente los argumentos de la postura contraria
- refute la mejor versión de los argumentos del contrario
- haya probado, sin prejuicios, la postura contraria.
No podemos controlar el tipo de críticas que recibimos por parte de los demás. Pero lo que sí podemos controlar son: (i) las críticas que nosotros hacemos y (ii) convertir las críticas injustas que recibimos en versiones más honestas —y más poderosas— en contra de nuestro propio conocimiento.
2. Valora el coste de oportunidad
El miedo —a perder el tiempo y el esfuerzo que hemos invertido en aprender algo— es natural y racional. Sin embargo, lo que no es racional es utilizar este miedo como justificación para mantener conocimiento equivocado.
Si tienes un conocimiento equivocado (o si existe un conocimiento mejor), el hecho de que hayas invertido mucho tiempo en conseguir ese conocimiento equivocado no justifica que sigas malgastando tu tiempo en él.
Porque el problema no es solo el tiempo que estás malgastando, son todos los beneficios que estás perdiendo por no incorporar ese mejor conocimiento a tu vida: el coste de oportunidad.
Por ejemplo: Cuando decides aprender a usar una herramienta obsoleta, no solo estás pagando el coste de tiempo para aprender a usar esa herramienta obsoleta. Además de eso, estás pagando el coste de oportunidad de no tener los beneficios que te daría usar la mejor herramienta disponible. Y esos beneficios, que estás dejando de ganar, pueden ser realmente altos.
Conclusión: El camino conducente a la verdad
“El camino conducente a la verdad interesa en medida infinitamente superior que una verdad u otra, y situarnos en esa senda nos retrotrae a un punto de partida sobremanera preciso.”
—Antonio Escohotado, Los Enemigos del Comercio.
Hace relativamente poco que tengo interiorizadas las ideas de esta entrada en mi vida.
En concreto, la idea que produjo el click en mí fue la de: “las críticas son siempre buenas”. Siento que se trata de un principio realmente efervescente que puede demoler una gran cantidad de sesgos y conocimientos equivocados.
Desde entonces, siento que ha ocurrido un cambio irreversible en mi forma de ver el mundo. Siento que ahora soy una persona mucho menos dogmática y más abierta.
Sin embargo, como consecuencia, ahora soy una persona con más dudas:
- ¿Cómo sé si estoy equivocado o no?
- ¿Qué pasaría en esta situación si estoy equivocado?
- ¿Estoy probando algo nuevo de forma honesta, o tengo prejuicios sobre esa cosa?
Creo que son dudas sanas que nos dan la humildad necesaria para recorrer el camino conducente a la verdad.
Y tú, ¿sigues pensando que Plutón es un planeta?
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