Cómo llegamos al método Zettelkasten
Esta entrada es una colaboración con S. García :-)
Hace unos meses, conocí a S. García gracias a la primera charla informal del Jardín de Gestalt. Aunque se enteró tarde del evento y no pudo asistir, desde entonces hemos estado hablando y compartiendo muchas ideas.
S. García también escribe y tiene una newsletter en Substack: “Jardín Mental”. Existe bastante solapamiento entre nuestros intereses. Dejando al margen nuestro gusto por los «jardines», él también escribe sobre productividad, aprendizaje y crecimiento personal. Por lo que te recomiendo que eches un vistazo a sus escritos.
Entonces, ¿en qué consiste esta colaboración?
Los dos usamos un Zettelkasten para escribir nuestras newsletters. En artículos anteriores, te he explicado en qué consiste el método Zettelkasten. Sin embargo, existe una barrera que dificulta entrar en este mundo porque… ¿qué es lo que te lleva a usar un Zettelkasten?
Imagina que nunca has usado una bicicleta y que aparece una persona que te explica lo útil que es tener un cambio de marchas. ¿Te sería fácil entender la importancia de esta solución? Lo más probable es que no. Damos más importancia a la solución de un problema cuando hemos sufrido el problema nosotros mismos.
En esta entrada, te explicamos la historia personal que nos llevó a necesitar (y descubrir) el método Zettelkasten. De esta forma, si te ves reflejado en alguno de los problemas que mostramos, quizás es el momento de instalar un cambio de marchas en tu bicicleta ;-)
Historia personal de S. García
“Nadie nos enseña a aprender”
¡Hola! Ahora me toca a mí, S. García.
¿Sabes qué? Como estudiante confiaba plenamente en mi memoria —y no me iba nada mal—. Mi memoria era una esponja que cada clase absorbía infinidad de contenido y de nada se olvidaba.
¿Para qué gastar energías y tiempo en dejar escrito lo que ya tengo en mi memoria? Esa era mi mentalidad durante toda la secundaria, pero todo cambió radicalmente cuando llegué a la universidad. Vaya golpe de realidad que me llevé.
Durante la carrera la falta de organización y el exceso de información era imposible de manejar. Llegué a un punto de cansancio que me hizo reflexionar y tomar una decisión que cambiaría mi rumbo drásticamente. El cambio me hizo comenzar a destacar en la universidad y obtener altas calificaciones. ¿Y cuál fue el secreto?
Simple: aprendí a aprender.
Dediqué tiempo a estudiar la forma de estudiar mejor y no a estudiar más horas.
Para potenciar tantísimo mi estudio, comencé a usar Zettelkasten, una forma de tomar notas que diría que es casi un cambio de mentalidad. Desde ese cambio todo comenzó a fluir.
Historia personal de Fernando Nóbel
¡Hola! :-)
Continúo ahora yo (Fernando Nóbel).
Siempre me ha gustado escribir. Desde que era pequeño, he tomado apuntes en clase y he empezado innumerables proyectos de escritura. Sin embargo, este esfuerzo —en la mayoría de los casos— era en vano. Cuando pasaban unos pocos meses desde que había escrito algo, ese escrito se volvía inútil. Ya sea porque dejaba de ser relevante o porque, directamente, lo perdía.
La gestión de mis escritos era mala. No lograba mantener el valor de esos escritos a lo largo del tiempo. Como resultado, los apuntes que tomaba en clase raramente me servían para estudiar. Y mis proyectos de escritura eran… imposibles de acabar.
Durante mis estudios, siempre he confiado en mi memoria para avanzar. Pero, esto no lo hacía porque tuviese una memoria privilegiada. ¡Todo lo contrario! Como ahora sabes, mis apuntes eran aún peores.
Sin embargo, a medida que avanzas en el sistema educativo, la complejidad y la cantidad de información que tienes que gestionar aumenta gradualmente. El problema es que gestionar todo de memoria tiene un límite. Un límite que será más o menos alto según cada persona. Pero, siempre hay un límite.
¿Qué ocurre cuando alcanzas ese límite?
Que te ves obligado a elegir entre:
Reducir la complejidad y la cantidad de la información que gestionas (no hacer lo que realmente quieres hacer).
Gestionar esa complejidad de forma cada vez más ineficiente arriesgando caer en un estrés crónico y en un burnout (hacer lo que realmente quieres pagando un alto coste personal).
En mi caso, alcancé este límite durante mi doctorado. En esa época no era consciente de ello, pero estaba desbordado y el estrés era un compañero habitual. Sin ser consciente de ello, había elegido la segunda opción. Cuando faltaba solo seis meses para acabar mi doctorado fue cuando descubrí por primera vez el método Zettelkasten.
Me gustaría decirte que el método Zettelkasten fue la clave para acabar bien y sin estrés mi doctorado, pero, la realidad es que llegó tarde a mi vida.
Actualmente, llevo más de dos años usando mi Zettelkasten como herramienta para mi trabajo y mis proyectos creativos. Gracias a eso, mi límite ya no está en mi capacidad de gestionar mi conocimiento. De hecho, el tiempo que necesito para organizar mis escritos es mínimo. Como resultado, la mayor parte de mi tiempo la invierto en hacer lo que realmente me gusta hacer.
Pensar y avanzar mis proyectos de escritura.
Conclusión: ¿Y ahora qué?
Aquí acaba la primera colaboración entre S. García y yo. Sin embargo, nuestro plan es continuar haciendo colaboraciones para profundizar —desde visiones complementarias— en el método Zettelkasten. Tengo muchas ganas de ver qué ideas salen de este trabajo colaborativo :-)
Y tú, ¿qué problemas puedes identificar en tu historia personal?
Puedes responderme en los comentarios o directamente a este mail. En ambos casos, te contestaré :-)
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