El Jardín de Gestalt

Cómo evitar el bloqueo inicial al empezar un proyecto

| 4 min (863 palabras)
#metodología

Has decidido empezar un nuevo proyecto en tu vida: escribir un relato, tomar notas de forma ordenada, programar, etc.

Para algunas personas, saber cuál es el proyecto que quieren hacer es suficiente para poder empezar con él. Son el tipo de personas apañadas que si les das un hacha de leñador, son capaces de construirse una casa en el bosque ellos solos.

Pero, si eres como yo, empezar un «nuevo proyecto» desde cero puede resultar intimidante. En otras palabras, te vendría bien tener una lista de pasos sobre cómo usar el hacha para empezar con el proyecto de construir tu casa.

Esta «lista de pasos» son las metodologías. Existen metodologías para hacer casi cualquier cosa y, además, prometen ayudarte a ser más eficaz o a disfrutar más del proceso. En este momento (antes de empezar un proyecto) es cuando pueden empezar a florecer las siguientes preguntas en tu mente:

Llevándote a…

El bloqueo inicial

Estás en el bloqueo inicial. Sientes que tienes que ser capaz de responder estas preguntas antes de poder empezar con tu proyecto. Pero la realidad es que no puedes responder estas preguntas (al menos por ahora).

Para responderlas necesitas información que aún no existe: información que tienes que generar tú mismo mediante la experimentación.

Cuando hayas escrito tu relato número #100, tomado tu nota número #100 o programado tu aplicación número #100, será cuando —de forma orgánica— tendrás la respuesta a estas preguntas que te están bloqueando ahora y sabrás cuál es la forma ideal de hacer lo que quieres hacer.

Y hasta que llegues al número #100, tendrás que tomar decisiones conscientes y replantear tus ideas a cada paso que des (lamentablemente, no hay otra forma de hacer esto).

¿Cómo hacer más fácil empezar?

Vale, entendido, no puedo responder a estas preguntas porque primero tengo que generar la información de primera mano mediante la experiencia, pero, ¿hay alguna forma de hacer más transitable este camino hasta el número #100?

En mi experiencia, hay dos ideas que me facilitan empezar:

Aprende lo mínimo para poder empezar

Cuando aprendes una metodología nueva, esta normalmente te ofrecerá un flujo de trabajo global muy detallado sobre cómo deberías enfocar tu proyecto. Una especie de diagrama mental que tiene en cuenta todos los detalles prácticos del proyecto.

El objetivo final es que interiorices todas estas ideas y sus interconexiones. Pero para empezar —dependiendo de la metodología— puede ser muy complicado meter toda esa información en tu cabeza.

La solución es aprender los principios mínimos de esa metodología (nada de cosas avanzadas solo las ideas más centrales). Aplicando estos principios mínimos podrás replicar de forma orgánica el flujo de trabajo global (quizás puedes aplicar aquí el principio de “sigue al hueso”) o como mínimo estarás en posición de aprender este flujo más fácilmente.

Por ejemplo:

Siempre estás a tiempo de cambiar las decisiones que tomaste al inicio por otras mejores

Esta idea es bastante autoexplicativa, pero la realidad es que siempre puedes volver a atrás para arreglar las malas decisiones que tomaste en el principio de un proyecto (en esta entrada explicamos por qué es difícil tomar decisiones de diseño y cómo necesitas tiempo e información para tomar buenas decisiones de diseño).

No sirve de nada que gastes tiempo en encontrar la forma más eficaz para hacer un proyecto, ya que… ¡no puedes saber cuál es la forma más eficaz hasta que la pruebes!

Una vez que tengas experiencia, puedes volver atrás para arreglar las cosas o incluso para decidir utilizar otra metodología (o crear la tuya propia con tus ideas).

Conclusión: las panaceas no existen

Las panaceas no existen: y mucho menos las metodologías infalibles.

Lo que haya sido de utilidad para mí: puede ser inútil para ti. Tú y yo vivimos en contextos distintos. Es importante no olvidar esto. Lo que alguien te quiera enseñar, a través de su metodología, responde a las necesidades de su entorno: no a las necesidades de tu entorno. Pueden existir ideas lo suficientemente robustas para que se puedan aplicar en distintos contextos sin ser adaptadas: pero esto no es la norma.

Cuando elijas aprender una metodología, entiende sus ideas de fondo y, sobretodo, el contexto donde fueron desarrolladas. Entonces pregúntate si tu te encuentras en una posición parecida. Utiliza lo que sirva y desecha lo que no te sirva.

Lánzate y empieza con ese proyecto que tanto te gusta: ya responderás a las preguntas por el camino.


Referencias:

Entradas mencionadas o relacionadas:

Entradas que referencian a esta entrada:


Sígueme en Substack

¡Gracias por leer el Jardín de Gestalt! Puedes suscribírte gratis para recibir las nuevas entradas en tu correo y apoyar mi trabajo en eljardindegestalt.substack.com o usando el formulario de abajo.