El Jardín de Gestalt

Escribir no es un proceso lineal

| 5 min (1078 palabras)
#escritura #creatividad #aprender #sesgo

Siempre he querido que me gustase escribir:

“Me gustaría plasmar mis pensamientos en palabras escritas, para después ordenarlos y darles forma. Sin mayor pretensión que ser un pasatiempo, como si se tratase de una escultura o una pintura, donde pudiese invertir horas, tranquilamente.

Me gustaría pensar durante el día en el próximo momento en que podré sentarme a escribir. Y así, poder deleitarme con ese placer —de imaginarme haciendo la acción antes de hacerla— que es mayor que realizar la acción en sí misma.”

—Fernando Nóbel

Lo que acabas de leer es la primera entrada de un blog que dejé atrás hace unos años: el antecesor del actual blog que estás leyendo.

A lo largo de mi vida, he ido mejorando poco a poco en mi escritura, hasta el punto en el que estoy cerca de poder disfrutarla tal y como deseaba en mi anterior blog.

Pero esto no siempre fue así; hubo una larga época donde me sentía frustrado cada vez intentaba poner palabras en un papel. Uno de mis mayores problemas —más grave incluso que la falta de técnica— era que tenía interiorizadas muchas falsas creencias sobre el proceso de escribir. Falsas creencias que distorsionaban la expectativas sanas que debes tener cuando decides empezar un proyecto de escritura (como pueden ser un blog, una historia, o una publicación científica).

Ahora quiero dejar por escrito los consejos que me hubiese gustado recibir para aliviar la presión y la carga que sentía cuando intentaba escribir.

En la entrada de hoy, os muestro una de esas falsas creencias.

Falsa creencia: escribir es un proceso lineal

En el segundo año de mi doctorado llegó el gran temido momento donde mi director de tesis me dijo que ya estaba listo para escribir una publicación científica yo solo.

Fue un momento difícil por muchos motivos: no sentía que hubiese hecho algo que mereciese ser publicado, no sabía si sería capaz de explicar mis resultados en palabras, pero sobre todo, era la primera vez que tenía que enfrentarme a una hoja en blanco.

Por suerte, las publicaciones científicas siguen todas una misma estructura:

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Métodos
  4. Resultados
  5. Conclusiones

Entonces, mi ingenuo yo del pasado decidió que lo más natural era escribir la publicación en ese mismo orden: primero escribir el resumen, después la introducción, etc.

En ese momento no lo sabía, pero, había caído de lleno en la falsa creencia de que escribir es un proceso lineal. Spoiler. No lo es.

¿Por qué es peligrosa esta falsa creencia?

Fue difícil, pero conseguí escribir un borrador de la publicación escribiendo de forma lineal. Pero había problemas:

Pero el mayor de los problemas fue cuando escribí los resultados.

En el proceso de escribir los resultados tuve una idea para obtener unos nuevos resultados mejores. Yo tenía ya escrito mi borrador, pero no tenía sentido no utilizar estos nuevos resultados nuevos. Por lo que al final reescribí la sección de resultados. Por tanto, como si se tratase de un efecto dominó, tuve que reescribir la sección de métodos para explicar cómo se obtenían esos nuevos resultados, la introducción, la conclusión,… tuve que reescribir todo el borrador.

Me ahorraré detalles y penurias, pero este proceso de reescribir se prologó durante meses hasta que después de varias iteraciones del borrador llegué a un borrador final definitivo.

Cuando escribes de forma lineal (de principio a fin), es más probable que tengas que reescribir partes del texto.

Además, si tus expectativas son que el proceso debería ser lineal, sufrirás mucho más cada vez que tengas que volver atrás para reescribir partes del texto.

Realidad: escribir es un proceso no-lineal

Por suerte, no acabé (demasiado) traumatizado con este proceso de escribir, borrar, y volver a escribir. Pero sí que tuve algo claro: no quería repetir este proceso nunca más en mi vida.

Por lo que antes de empezar a escribir otra publicación, dediqué tiempo en aprender cómo escribir publicaciones científicas. Encontré un curso que marcó un antes y un después en mi doctorado (y en mi vida como escritor).

Pues bien, resulta que la forma más cómoda y menos traumática de escribir una publicación es hacerlo en el siguiente orden:

  1. Resultados
  2. Métodos
  3. Introducción
  4. Conclusiones
  5. Resumen

Como puedes ver, ¡se empieza escribiendo los resultados! Esto tiene todo el sentido del mundo: lo más importante de una publicación son los resultados que quieres mostrar, todo lo demás es un apoyo para explicarlos.

De esta forma, una vez que escribas los resultados, tendrás muy claro de qué va tu publicación y qué tienes que escribir en el resto de secciones.

Por ejemplo: escribir los métodos es casi trivial, tienes que escribir lo mínimo necesario para que alguien pueda replicar esos resultados. Lo mismo ocurre con la introducción y la conclusión. Pero sobre todo, lo que es ridículamente fácil es el resumen, simplemente tienes extraer las frases más importantes de la publicación y ponerlas juntas de una forma coherente. Ya está. No más problemas de que tu resumen no refleje las ideas de tu publicación.

Conclusión: no somos conscientes de nuestras falsas creencias

Tenemos muchas falsas creencias sobre el proceso de escribir y sobre muchos otros aspectos de nuestras vidas.

Es realmente complicado ser conscientes de ellas y, como puedes ver, marcan la diferencia entre ser capaz de hacer algo y disfrutarlo, o ser incapaz de hacerlo y acabar traumatizado en el proceso.

Escribir entradas de blog es algo que aún no tengo dominado. Conforme he escrito esta entrada me he dado cuenta de que he estado cayendo en esta falsa creencia de querer escribir las entradas de principio a fin (de forma lineal). Pero bueno… al menos ya soy consciente de ello :-)

Lo siguiente que voy a hacer es investigar qué orden es el mejor para escribir entradas de blog, y una vez que lo sepa, lo añadiré a mi sistema creativo.

Y tú, ¿conoces/sufres alguna falsa creencia sobre la escritura o tu vida?


Referencias:

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