¿Ejecutas o descubres tus ideas?
Hablar en inglés era una limitación para mí.
Mi lengua materna es el español y, en comparación, hablar en inglés se siente incómodo, impreciso y lento.
El peor momento ocurría cuando tenía claro qué quería comunicar en español, pero era incapaz de «ejecutar esas palabras» en inglés. En ese momento, entraba en una visión de túnel donde las probabilidades de quedarme en blanco, sin poder continuar la conversación, eran muy altas.
Esta situación —o, mejor dicho, la posibilidad de que ocurriese esta situación— me causaba inseguridad cuando hablaba en inglés. Y esta inseguridad favorecía que me quedase en blanco: un círculo vicioso.
¿Qué solución encontré a esta situación?
¿Mejorar mi inglés para poder comunicar exactamente lo que quería comunicar?
No.
Mi solución fue aceptar esta limitación. En vez de intentar comunicar exactamente mis ideas en español, empecé a «descubrir qué ideas» podía comunicar en inglés.
Esta segunda opción, descubrir qué puedo decir, tiene muchas ventajas:
- Siempre soy capaz de continuar una conversación.
- El riesgo de quedarme en blanco es, a efectos prácticos, cero.
- Gracias a esta seguridad, he ganado naturalidad y he mejorado mi inglés.
Sin embargo, el precio a pagar es no controlar, al cien por cien, qué es lo que voy a decir en una conversación. Cuando no soy capaz de decir algo en inglés, tengo que…
- cambiar la forma para decir eso (a otra que sí pueda decir)
- o, directamente, cambiar lo que quiero decir a otra cosa distinta.
¿Por qué te he contado esta anécdota?
Creo que pasa lo mismo con la creatividad.
Dos tipos de procesos creativos
En el último Diario de Trabajo, te expliqué brevemente que puedo diferenciar, en mi trabajo, dos tipos de procesos creativos:
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Crear para ejecutar una idea.
Cuando sigo este proceso creativo, tengo en mente qué idea quiero utilizar en un proyecto. Mi trabajo consiste en definir claramente la idea inicial para después ejecutarla fielmente en la realidad. Desviarme de la idea que he definido es un problema: estaré dejando de trabajar para ese proyecto.
Un ejemplo de este tipo de proceso es mi cortolibro del hábito de lectura. Si a mitad del proyecto, me desvío y acabo haciendo un cortolibro sobre otro tema, el proyecto será un fracaso.
Es el equivalente de decir en inglés lo que realmente quiero decir.
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Crear para descubrir qué pasa.
Cuando sigo este proceso creativo, tengo una idea provisional que sirve de inspiración para empezar un proyecto. Mi intencionalidad para ejecutar esa idea provisional no es tan firme como en el caso anterior. El objetivo es descubrir, por el camino, una nueva idea. Cuando ocurre eso, cambio el objetivo del proyecto a ejecutar esa nueva —y normalmente mejor— idea. Desviarme de la idea inicial no es un problema: es justo lo que estoy buscando.
Un ejemplo de este tipo de proyectos son mis entradas para el Jardín de Gestalt. Empiezo con una idea provisional para la entrada. Escribo sobre ella y, a mitad del proceso, descubro que puedo explicar mejor una idea distinta a la inicial. Entonces cambio la entrada para usar esa idea nueva como idea principal.
Es el equivalente de decir en inglés lo que puedo decir en ese momento.
¿Qué método debes utilizar?
Elige el proceso creativo que sea más conveniente en cada situación.
En mi caso, siento que «crear para descubrir qué pasa» me permite ser más natural y, en general, hace que el proceso creativo sea más disfrutable. Pero esto no es del todo cierto. «Crear para ejecutar una idea» también es disfrutable y me permite lograr formas de expresar mis ideas que no podría haber conseguido con mera improvisación.
Además, esto no se trata de una dicotomía: todos los proyectos tienen una parte de ejecución y una parte de descubrimiento.
Por tanto, mi consejo es que pruebes a ajustar este balance en tus proyectos para descubrir qué es lo que te funciona mejor porque un mal balance —demasiada planificación o demasiada improvisación— es perjudicial para el proceso creativo.
Conclusión: Un juego de manos invisible
Para el lector, este juego de manos creativo es invisible.
¿Cómo puedes saber si las palabras, que estás leyendo ahora mismo, son lo que realmente quería decir desde un inicio o si son un descubrimiento no intencionado?
Es realmente difícil saber esto. Pero, ¿acaso nos importa? En mi opinión lo importante es la calidad de una obra, no el método utilizado para crearla.
Ocurre lo mismo cuando hablo en inglés. La otra persona experimenta una conversación; es muy difícil que sepa si no estoy diciendo lo que realmente me hubiese gustado decirle en español. Muchas veces, ¡ni yo mismo lo sé!
Sin embargo, llega un momento en la vida en que estás con tu jefe y tienes que comunicar en inglés lo que realmente necesitas comunicar. Y, en ese momento, no basta con decir simplemente lo que puedes decir en ese momento.
Y tú, ¿qué proporción de ejecución y de descubrimiento usas en tus proyectos?
Puedes responderme en los comentarios o directamente a este mail. En ambos casos, te contestaré :-)
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