El valor de una pregunta es hacerte pensar profundamente
Existen preguntas cuya respuesta es irrelevante, ya sea porque:
La respuesta no es valiosa. La repuesta es algo anecdótico o, simplemente, es una opinión personal.
No existe una respuesta. Quizás nos faltan los medios físicos para encontrar la respuesta, se trata de una paradoja sin respuesta o, en el peor de los casos, escapa de la compresión humana.
Por ejemplo: Si un árbol cae en un bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido? Si te digo que está demostrado que sí que hace sonido (o que no lo hace), ¿aportaría valor a tu vida? En mi caso, me daría absolutamente igual. De hecho, pienso que es probable que no exista una “respuesta” a esta pregunta porque a donde apunta esta pregunta es a un tema mucho más profundo: ¿puede algo existir sin ser percibido?
El valor de este tipo de preguntas reside en su capacidad para hacernos pensar profundamente. Que sean una invitación para hacernos reflexionar y entrenar nuestra capacidad de entender el mundo.