Minimiza y re-contextualiza los males necesarios

Existen cosas que tenemos que hacer porque son un mal necesario. Sin embargo, es importante identificar esas cosas como “males necesarios” para así minimizar todo lo que podamos el tiempo que gastamos en ellas. Y una vez que lo hemos hecho, podemos re-contextualizar esas cosas para que sí que aporten valor directo a nuestra vida.

Por ejemplo: limpiar la casa.

Mi objetivo es tener una casa «lo suficientemente limpia», por lo tanto “limpiar la casa” es un mal necesario que tengo que hacer para conseguir mi objetivo. Idealmente me gustaría que mi casa estuviese limpia sin que yo tuviese que limpiarla :^)

Una vez que he identificado “limpiar la casa” como un mal necesario, la idea es minimizar el tiempo que invierto en eso a lo mínimo indispensable. Por ejemplo:

• limpiar solo hasta que esté «lo suficientemente limpio»
• tener productos adecuados y buenas herramientas que me faciliten limpiar
• etc.

Y cuando lo haya hecho, el siguiente paso es re-contextualizar ese mal necesario para que dé valor extra a mi vida. Por ejemplo, el tiempo que gasto en limpiar la casa me permite:

• hacer algo de deporte
• desconectar de mirar pantallas digitales
• relajarme.